El Paraíso

Especializados en el Barroco español y en el Seicento italiano, en el primer caso recogen tonos humanos y piezas teatrales inéditas en torno al Siglo de Oro; en el segundo, interpretan especialmente piezas de mujeres compositoras.

Pilar Carretero. Estudia en el CSM de Murcia. Se gradúa cum laude en el Conservatorio “Benedetto Marcello” de Venecia en Canto Renacentista y Barroco, con Cristina Miatello. Máster en Interpretación Musical y en Investigación Performativa. Canta en teatros y festivales en España (Úbeda y Baeza, Murcia, Gijón, Daroca, Granada, Martos) e Italia (Venecia, Bolonia, Padua, Treviso). Como solista de la Cappella Marciana de San Marco realiza conciertos en Venecia, Mestre, Padua, Vicenza, Módena, Bolonia, Moscú, Roma, y canta para el Gran Teatro “La Fenice”. Participa como solista en grabaciones de repertorio barroco inédito para la Fundación Levi de Venecia.

Miguel Ángel Muñoz. Se forma en Cuerda Pulsada del Renacimiento y Barroco con Aníbal Soriano y Juan Carlos Rivera en el CSM de Sevilla; posteriormente con los maestros Ángel Sampedro, Gerard Talbot, Enrico Onofri, Xavi Díaz, Robert Barto, Paul O’dette. Con el “El Parnaso Español” participa como intérprete y como productor en “Delirio Ardiente”, monográfico dedicado a la música escénica de Sebastián Durón y “En tierna calma” dedicado a la obra para voz y continuo de José de Torres. Ha publicado un monográfico sobre la música para Laúd Barroco de S.L.Weiss.

“De María a Marizápalos”.

El Paraíso propone música profana y sacra del siglo XVII -alrededor de, entre otros muchos, nombres de mujer como Marizápalos o María- una época en la que ya algunas compositoras libres pudieron publicar su obra y vivir de componer e interpretar música; otras lo hacían desde los conventos, instituciones donde podían acceder a cierta formación y libertad para desarrollarse como compositoras, instrumentistas o cantantes.

La experiencia de las mujeres a lo largo de la historia ha sido diferente a la de los hombres: para hablar de arte hecho por mujeres hay que indagar en ámbitos privados o íntimos, a los que fueron forzosamente recluidas -en efecto la mayoría de estas compositoras debieron llevar una existencia aislada, bien en sus propias casas, bien en conventos- y diluir los tradicionales limites historiográficos establecidos alrededor de grandes obras “maestras” compuestas por hombres y periodos históricos políticos, sociales y artísticos de los que las mujeres fueron explícitamente excluidas.

En España, la tarea es aún más difícil dada la escasez de fuentes documentales, aunque poco a poco se revela que la ingente cantidad de composiciones poéticas y musicales de autor anónimo esconde en muchos casos la firma de una mujer.